jueves, 17 de febrero de 2022

"Terremoto" de Miguel Ignacio Miranda

El sabor de la sangre en tu boca te despierta. Unas horas antes era de humedades exquisitas y besos flagrantes. Hay una trabe de concreto justo arriba tuyo y parte de la cabecera de la cama mantuvo la oquedad que es tu momentáneo refugio. Ella no está, no la puedes ubicar, tomas consciencia de que puede estar muerta al lado tuyo, pero no la ves. Escuchas gemidos, pero no son de amor, como cuando comenzó la noche y los huéspedes del inmueble se prodigaban amatorios. Son quejidos de alguien que agoniza. Te preocupas seriamente por ella, pero tu cuerpo está atrapado entre el concreto, el polvo y la oscuridad. Te cuesta trabajo respirar el acre olor a muerte. Ella deberá estar desnuda, yacente. La recuerdas magnífica, derrochando amor hace algunas horas, cuando iniciaste la travesura; la maldad de decirle a tu mujer que irías al congreso a Cancún, que irías solo dos días, que no valía la pena que te acompañara, que irían después todos juntos, los niños, ella y tú, una o dos semanas, en unas vacaciones perfectas. Y entonces te encerraste en ese hotel de la Calzada de Tlalpan con ella, con ese amor suculento de oficina barata, ese snack delicioso para presumir, después de hacer malabares en el aeropuerto, a donde tu esposa te llevó plantándote un beso fiel de despedida momentánea y enlistando todos los avatares domésticos que se aproximaban a tu partida. Te duele el pecho. Sabes que pronto morirás porque tu respiración se corta y el edificio se ha derrumbado. Ella está muerta, concluyes cuando ya no escuchas más gemidos. Tú también vas a morir, lo sabes, lo percibes cuando la trabe comprime cada vez más tu cuerpo en decúbito prono. Estiras como puedes tu brazo para sentir algo. Lo que sea. Pero ya no hay nada, solo negrura y polvo.




3 comentarios:

  1. Miguel!!! Amo la sangre en tus relatos. Soy fan! :)

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  2. Me gusta el inicio, atrapa para seguir leyendo. Las imágenes que formas son interesantes. En el caso de "Te cuesta trabajo respirar el acre olor a muerte", es fuerte, pero no sé si es correcto el sentido. Podría pensar como sugerencia: "Te cuesta trabajo respirar, solo percibes el olor acre de la muerte." El ritmo de la redacción me gustó mucho. Gabriel Vázquez Dzul

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