jueves, 24 de febrero de 2022

"Tamales y otros quehaceres" Ana Pérez Priego



 

Siguiendo la costumbre de la candelaria, Camilo me invitó a cenar tamales a casa de su hermana Cecilia. Aquí en la región se consigue una variedad,que no se tiene en el resto del país: vaporcitos, torteados con pollo, colados con carne molida, tradicionales de espelón, y los ligth de chaya con queso de bola.

Sentados a la mesa,probamos la salsa, para ver cuál picaba y cuál no. Pasé del habanero, pues yo no como chile—en salsa—. Y nunca me fio de nadie que dice "pica poquito", porque siempre acabo enchilada.

            Cecilia le preguntó a Camilo, cómo le iba con su nuevo pasatiempo. Camilo no hacía ejercicio formalmente. Después de la cuarentena había ganado peso y se animó a probar el ciclismo. Estaba decidido a ponerse en forma. Una buena amiga lo había invitado a rodar y había quedado encantado, se acababa de comprar una bici —bueno un avión—, licras, lentes, guantes, termo, jersey con bolsitas especiales para guardar barras energéticas y fruta, casco, luces y zapatillas de carbono, de esas que tiene clips para engancharse en la bici, obviamente ya se había caído tratando de bajarse. Los principiantes frenan y se les olvida, que tiene el pie anclado al pedal y se "estrenan" cayendo de lado con todo y bicicleta.

            Elisa la hermana mayor, me preguntó: "¿Tú también montas?","¡Bici… no!", respondí sin pensar y solté la carcajada.Camilo me vio con mirada picara, mientras su hermana abrió los ojos muy grandes, torció el cuello y me echo una mirada inquisidora. El silencio incomodo, se rompió gracias a que sonó su celular. Ella contestó con tono yucateco.

"¡Ya estuvo, ya déjalo así, cuelga mi blusa en una hombrera, y cuando llegue,alo veo!".Terminado la llamada, se quejó amargamente.

— ¡No van a creer lo que me pasó hoy?—dijo Elisa.

—¿Qué te pasó?—preguntó Camilo.

—Le dije a Leidy que le pasara vapor a mi blusa. Pero ella, la planchó con la plancha normal. Cuando vi mi blusa nueva de…—Y haciendo señas hizo un cuatro y un cinco—manchada me infarté. ¿Qué le hiciste a mi blusa nueva? le dije, "¡Nada, así estaba señora!" me dijo. "¿Cómo que así estaba?, le dije."No sé con que se manchó",me dijo. "¡Mira —Enseñándole la etiqueta—, es nueva! ¡Agarra jabón princesa y tállale esa mancha!".

—¡Y qué pasó?—dijo Camilo.

—La lavó, de la parte del cuello, donde estaba la mancha y puso peor.

—¡Y qué pasó!—repitió Camilo

—Le pedí que la metiera a la lavadora y la pusiera a secar. Pagué cuatro quinientos, para no poderla estrenar. Es de ese color amarillo mostaza. Entonces la mancha se veía más intensa, ¡sabes cómo?

—¿Y qué pasó?

—¡Cómo qué y qué pasó, Camilo? ¡Qué nunca te ha pasado, hermano, que compras una blusa buena o en tu caso una camisa y te la echa a perder la chacha?¡Cuatro mil quinientos pesos, no es barato, ah!

—¡Pues sí!, si me pasó lo mismo con tres pantalones, ¡Me los pringaron con cloro!, ¿y qué le vamos a hacer!

—¡Es que yo si cuido las cosas!, ¿sabes cómo?, no como tu sobrina, que le vale, si le compro ropa en Gucci o en Target, no le importa. Le compré una bolsa Dior, y la perdió, la encontré ocho meses después en la cajuela de su auto. Ya te había contado que le tuve que poner combinación a la puerta de mi recamara. Para que Genita no entre a robar mi ropa. Pero las chamarras, como no me cabem, las tengo en el closet de visitas.Creo que agarró mi chaqueta de Bimba y Lola y se la estrenó la cabrona chiquita. Ayer me llamó mi marido para decirme que, la nené se llevó mi carro sin permiso, ¿Por qué me llama para acusarla?, y él, no le dice nada. Ella tiene su auto, suyo de ella, ¿por qué tiene que agarrar el mío? Cuando yo viajo, no tiene mi permiso de hacer eso. Además la cochina, come en el carro.

—¿La chamarra tiene, así… como que, como peluche en el cuello? —preguntó Camilo.

—¡Sí, me la acabo de comprar para el "frío de Míami"!

—¡Sí, la vi! se le ve muy biem, subió una historia a Instagram, con esa chamarra y un café de Starbucks, paseando en tu Mercedes.

—¡Hijaeputa, chingada chamaca! La próxima vez que viaje, me traigo mis dos juegos de llaves.

—¡Mari que me traigan otro tamal de espelón!

 

Febrero 2 2022

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