Fina torpeza
Franches
Los aretes ya ni me los quito porque el ensartarlos de vuelta me toma tanto qué hasta sudo y me pone de mal humor.
Cometo muchos errores al escribir en la computadora. La tecla de retroceso es la que más se está gastando; hasta la rasguñé. Ni hablar del soft-keyboard de mi móvil. Nunca puedo seleccionar la letra que quiero. O toco la de la derecha o la de la izquierda, pero no la que necesito.
Tampoco me es fácil apretar los controles del termostato o los del radio del coche. Al tratar de oprimir algún botoncito con la yema del dedo simplemente no cabe. Tengo que ayudarme con algo puntiagudo, como un bolígrafo, unas llaves o tratar de alinear la uña con el centro antes de presionar.
Increíble. Estamos en el dos mil veintidós y siguen haciendo las cosas así.
¡Ah, pero no quiero usar las uñas cortas! Se me ven los dedos más burdos y eso no puede ser. ¡Nah-ha!
Durante todo su último semestre de universidad deberían de forzar a los estudiantes de diseño industrial a usar las uñas largas o ponerse postizas. ¡Namás pa' que vean lo que se siente [usar sus pendejadas]!
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Muy bueno! sin uñas largas y pintadas me siento desnuda.
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