viernes, 4 de marzo de 2022

"Minucias", por Vania Monterrubio




Se puso un vestido entallado de color negro. La mujer lucía opaca ante el espejo, los pliegues de sus caderas se le aglutinaban por los lados, sumió el vientre una y otra vez, usó una faja calzón para disimular las penas. Verificó el contorno adecuado de sus nalgas que permanecía con los años. Se acomodó los senos con el único sostén negro que los hacía lucir firmes y bajó la línea del vestido en la frontera de lo inapropiado. Comenzó a maquillarse tratando de no llorar, sin éxito, pasó un pañuelo desechable directo sobre el lagrimal. Intentó secar las pestañas húmedas para usar el rizador, tardó unos minutos más, levantado la cara hacia el techo y abanicando con ambas manos los ojos, emitiendo gemidos.
Intentó abrir una botella de Merlot, rompiendo sin querer el corcho, como solución ejerció presión para hundirlo por el cuello de la botella y el líquido interior explotó con furia sobre su pecho y su cuello, las manchas en el vestido no se notaban, como no lo harían sus insondables ganas de vengarse. Se secó con una toalla vieja las gotas que se deslizaban lentamente por el escote, y después, la aventó al piso. Bebió directo de la botella y escupió sin decoro los pedacitos del corcho. Regresó al espejo, sus pestañas estaban listas, las rizó. Con un lápiz pintó sus cejas, colocó con detenimiento el rímel oscurísimo como sus pensamientos y sobre sus párpados, brillos plateados: las lágrimas la amenazaban otra vez. La nariz se le puso colorada y respiró profundamente. Con el maquillaje eliminó el tatuaje de desesperación que traía agazapado en el rostro. Se pintó los labios de transgresión. Con cada pincelada de colorete borraba los resquicios de inseguridad. Se puso unos tacones negros que la hacían sentir perversa, por último, revolvió los cajones --no recordaba dónde la había puesto, hasta que la halló-- y los dejó abiertos con la ropa desordenada. No estaba dispuesta a ignorar lo que él le había hecho. Tomó su bolsa, echó el arma y salió corriendo.



4 comentarios:

  1. Muy bueno. Felicidades Vania. Ahora tienes que escribir lo que le va a hacer al pobre hombre cuando lo encuentre...

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  2. genial, muchas felicidades... me trasladas a un mundo formidable, gracias.

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